viernes, 12 de agosto de 2016

@Tintalimon y el machete de Kuhn.



La Underwood Portátil de JDP fue mucho más “critica”, desde el punto de vista de lo “tecnológico”, que las “radios” en su carrera política.

Desde su egreso del Colegio Militar hasta su fallecimiento, 64 aros largos, tipio personalmente cientos de miles de páginas.

Fue la primera “arma” que “desenfundo” cuando desembarco de la cañonera paraguaya.

Hoy, cuando todo el mundo tipea en su móvil, nos parece inimaginable que la “escritura mecánica” fuera un gheto muy específico en la primera mitad del siglo XX.

Mujeres, que así accedían al mundo laboral de “cuello blanco”.

Mientras que los escasos “masculinos” solían ser o periodistas, o “burócratas”.

Y Perón, como todo militar, era un burócrata; además de “docente” en la “formación” de los cuadros subalternos.

El problema de sus adversarios de mediados de los 40 no era tanto el “desfasaje” tecnológico con los Medios radiales, hay más distancia temporal entre mostros con la Apple II, que la de ellos con las primeras transmisiones en nuestro país.

Sino que estaban “formateados” por la “grafica”, pero desconocían las implicaciones del “diagramado” del tipeo.

Parece una tontería menor; pero entre la “Oratoria de barricada”, en la que solían descollar en la UD; y el “desarrollo conceptual” a “vuela pluma” para la grafica, hay abismos y dragones.

Perón, antes de asomarse al balcón, leía el texto de ocasión; y después de ello verificaba el “rebote comunicacional”.

El mejor ejemplo son los 2 (DOS) discursos del 12 de Junio de 1974.

Martin Rodríguez, en “La banalidad del PRO”, comete el error de confundir las “herramientas” del “Relato”, con el “Relato” de las elites argentas.


No se “carnea” a los Word de la Republica por “disensos” ideológicos, sino por ser “operativamente” ineficaces, redundantes y “caros”.

Es como en el 45.

Podes llenar de columnas y reportajes, todos los días, La Nación, La Prensa y Crítica.

Que serán contrarrestadas por un par de “gacetillas” escritas a las apuradas, y “propaladas” a la hora de las radionovelas y en los entre tiempos de los partidos de futbol.

Paradojas de la “convergencia” forzada por el devenir.

Este viejo OEM, decimonónico en su formación, “coincide” en lo “instrumental” con el eje Duran Peña; aunque este en las antípodas sociales e ideológicas.

No se trata solo que los Analistas y periodistas del “palo” Republicano sean “obsoletos”; sino que son “literalmente” el equivalente a “Carta Abierta”.

“Desgarrándose” en las redacciones y los platos de TV, mientras los “Cristiano Rattazzi” van a “fiscalizar” mesas en La Matanza.

A pesar de la “espectacularización” del accionar judicial, ello no “afecta” al 49% adversarte, 51% en la PBA, y le “llena las bolas” a la base socio electoral que sufrago por Mau.

Ambas, 51 + 49, comparten las problemáticas económicas, y las idas y vueltas de la Administración Nacional y provinciales.

Ellos, los Duran Peña, son absolutamente consientes que sin el “rizoma” más temprano que tarde se estrolan.

Y para aplicar ese mismo “rizoma” son fundamentales las nuevas tecnologías; con el “formateo” correspondiente de las propias tecnologías.

Aunque ello no garantice el éxito; la Realidad social realmente existente, y eso lo saben en carne propia CFK y DOS, suele comportarse como una “puta ingrata”.

La “segmentación endogámica” de las “sociedades civiles” de la globalización es un hecho en el Atlántico Norte, pero también en el Cono Sur.

Pero, en nuestro país, la cuestión tiene “matices” que no suelen ser menores.

Estamos, antropológicamente, más cercanos a la contensiocidad de SPQR, Patricios y Plebe; que a la anomia social y política que sufre el Hemisferio Norte.

El cuarto de siglo de proscripción y persecución, 1955/83, le ha impregnado al Weltanschauung peronista un “ethos” similar a las de las “Diásporas”.

Sin Estado, o contra el Estado, su “Cultura” persiste en la resilencia; y no solo se trata de judíos o parsis, también existen “Diásporas” chinas, musulmanas, hinduistas, cristianas orientales y hasta irlandesas, vascas y gallegas.

La “argentinidad”, para lo bueno y para lo malo, baila al ritmo del redoblante P.

Y Prat Gay lo expreso mejor que nadie.