sábado, 29 de junio de 2013

Panebianco para todos y todas, y Raíces…para el Escriba.




Una idea extendida, propalada en sus primeras versiones por la más cruda oposición antiperonista, afirma que las listas de candidatos a cargos electivos por el peronismo eran confeccionadas por el mismo Perón. 28

De este modo, los dirigentes peronistas no eran, en rigor, dirigentes; los cargos políticos relevantes eran premios a la obsecuencia más que logros de una actividad política continuada.

La versión quizá obtenga visos de realidad hacia el final del gobierno peronista, aunque aún carece de confirmación. 29

Pero en las elecciones de 1948, la realidad fue muy distinta.

Los electos delegados bonaerenses al Congreso Constituyente del Partido Peronista se reunieron el 18 de enero de 1948 en La Plata, con la finalidad de confeccionar las listas de candidatos partidarios para las elecciones generales.

Observemos, en primera instancia, los candidatos peronistas a la Cámara de Diputados de la Nación.

Como se ha indicado, los partidos debieron presentar listas con 16 integrantes.

Los miembros de la lista peronista, ¿eran dirigentes de esa fuerza?

¿O se trató de "acomodados", sugeridos "desde arriba"?

La primera comprobación debe señalar lo siguiente: de los 16 candidatos, 11 participaron en las previas elecciones internas del partido; de ellos, sólo uno había sido derrotado, en tanto que 7 resultaron triunfantes en la compulsa y 3 encabezaron listas únicas. 30

El cuadro siguiente lo especifica:


…………..

Nuevamente, cabe señalar que la participación en la interna partidaria aparece como la indicación o el dato relevante a tener en cuenta a la hora de confeccionar una lista de candidatos. 34

De este modo, podría decirse que la legitimación otorgada por la victoria en la elección interna predeterminaba buena parte de las chances de las personas para convertirse en candidatos a cargos electivos por el Partido Peronista; en este sentido, puede destacarse el hecho que 5 legisladores provinciales laboristas electos en 1946 fueron derrotados en la interna, y que tal situación parece haber sido anotada: ninguno logró ser candidato en las elecciones generales. 35

Es interesante advertir, además, que los dirigentes peronistas parecen haber intentado preservar ese delicado equilibrio entre los principales canales de reclutamiento de cuadros.

Así, entre aquellos 34 candidatos a legislador provincial de los cuales poseemos referencias de su actuación previa, independientemente de si actuaron en la interna partidaria o no, puede notarse la siguiente relación: 14 provenían de la Junta Renovadora, 10 del laborismo, 9 habían sido comisionados municipales, en tanto uno más había pertenecido a la Alianza Libertadora Nacionalista. 36

De acuerdo con los resultados de la elección del 14 de marzo de 1948, el peronismo consiguió 41 de las 63 bancas en disputa.

Un análisis detenido de estos legisladores electos permitirá, suponemos, apreciar la fuerte racionalidad política que presidió la articulación de los cuadros dirigentes peronistas de la provincia de Buenos Aires.

En la ocasión, resultaron electos 13 senadores y 28 diputados provinciales por ese partido.

La "ruptura" en el personal político fue una de las características que el peronismo emergente trajo consigo; tal como señalaron diversos autores, el ascenso a los principales cargos públicos de personas sin experiencia en las funciones gubernativas fue la nota predominante en 1946. 37

Por contraste, lo acontecido tras las elecciones que estamos analizando podría interpretarse como una suerte de "continuidad en la ruptura", al menos en lo que al peronismo concierne (la situación en el partido radical, como se verá, parece diferente): de los 41 legisladores electos en 1948, entonces, se aprecia que 10 de ellos acreditan experiencia en el cargo, renovando de este modo su mandato (seis provenían del laborismo y cuatro de la Junta Renovadora); 38 por su parte, 7 habían sido candidatos a la legislatura en 1946 (5 por la JR, 2 laboristas), 39 en tanto 7 registraban actuación como comisionados municipales. 40

Si a estas personas se adicionan otros 10 dirigentes que provienen directamente de la interna partidaria, 41 parece suficientemente claro que la renovación del cuerpo parlamentario provincial, en lo que al peronismo concierne, tuvo una mínima dosis de aleatoriedad.

Se trata de personas que, o bien muestran una cierta pericia en actividades gubernativas (en este caso, quienes venían actuando como legisladores o comisionados municipales), o bien exhiben una continuada actividad militante, ciertamente desde 1946 en adelante.

Pero no parecen existir pruebas que estas personas no fueran "dirigentes", sino "trepadores", "obsecuentes" u otros calificativos por el estilo; más bien, lo que esta aproximación permite afirmar es justamente lo contrario: que estos cuadros dirigentes del peronismo, verdaderas "terceras líneas" de la organización partidaria, eran sin duda personas capaces de representar en los cuerpos colegiados provinciales los intereses o ideales que el peronismo defendía.

En la misma fecha de los comicios para elegir legisladores provinciales se desarrolló la elección de intendentes municipales.

Del total de intendentes peronistas electos (100), se ha podido visualizar los antecedentes políticos de 54 (véase el Apéndice 2).

La siguiente tabla lo especifica:



En esta relación se ha considerado el antecedente más inmediato a la elección (algunos comisionados, por ejemplo, participaron en la interna, en tanto otros habían sido candidatos en 1946).

Como puede observarse, en este caso la actuación como comisionado municipal ha sido una referencia decisiva para la posterior candidatura al cargo comunal.

Por su parte, como la argumentación anterior viene resaltando, la performance en la interna partidaria fue otro elemento decisivo; en este caso, 13 habían triunfado en ese comicio, 4 encabezaron listas únicas y sólo 1 había sido derrotado. 42

Queda claro, nuevamente, que la legitimación como dirigente producida en la elección interna era otro elemento "anotado" para futuras candidaturas.

En todos los niveles de cargos fueron integrantes de las listas peronistas personas sobre las que no se cuenta con referencias sobre su trayectoria política previa.

Es difícil, ciertamente, realizar afirmaciones desprejuiciadas acerca de ellas.

En el caso del peronismo, parece que en demasiadas oportunidades se supone que si el individuo en cuestión no fue sindicalista, o si no tuvo una actuación mínimamente relevante en algún partido como el radical o el socialista, debe tratarse de "conservadores" que deciden aprovechar un espacio escasamente estructurado con la finalidad de mantener su amenazada dominación.

Sin embargo, una posibilidad menos considerada, pero probablemente más ajustada a la realidad, sería que personas sin actividad política pública - en el contexto del fraude permanente de la "década infame" - hubieran apreciado la emergencia del peronismo como el canal apropiado para volcar convicciones políticas que los partidos "tradicionales" no podían contener o representar.

Y ésta era, indudablemente, la imagen que los noveles dirigentes peronistas tenían de ellos mismos, tal como los siguientes términos de un senador provincial condensadamente expresan:

Yo he venido a este Recinto traído por el pueblo de Buenos Aires y traído por una revolución, porque tengo como una de las características sustanciales de mi corta vida política, el de sostener que yo no tengo historia política, que nací a la vida pública con la Revolución y con este movimiento que sigue a Perón. 43

………..

Ello sin embargo, no invalida la comprobación principal: no puede seguir pensándose al Partido Peronista como una maquinaria burocrática o, peor aún, como una agencia estatal, sino como una verdadera organización política autónoma con respecto al Estado.

Pero cabría preguntarse: ¿fue el “caso” bonaerense una anomalía en la estructura interna del peronismo?

¿Se trató solamente de una excepción?

En el Congreso del Partido Peronista realizado en diciembre de 1949, el sr. Garaguso, refiriéndose a las recientes elecciones internas, señaló que:

[...] este hecho es auspicioso, porque lógicamente es el paso inicial en toda la República, para que todos los distritos electorales elijan sus propias autoridades por el voto directo de sus afiliados, y así paulatinamente, esperemos los peronistas, que se irá perfeccionando la organización partidaria, se irán seleccionando a los hombres que merezcan el honor de ser dirigentes de su partido, y de poder representarlo en los cuerpos colegiados nacionales, provinciales y municipales.”58

La posibilidad que los peronistas hubieran intentado, o al menos planteado como alternativa, “perfeccionar” la organización partidaria no suele ser siquiera pensada, en tanto el preconcepto general (subyacente en diversas interpretaciones) tiende a observar la acción política del peronismo en su primera época, como una tentativa por imponer crecientemente un “plan” autoritario o totalitario previamente diseñado.

Pero si intentamos observar las acciones políticas de aquellos tiempos no como la plasmación inevitable de un modelo político existente en una mentalidad militar deseosa de regimentar a la ciudadanía, sino como un conjunto de alternativas y posibilidades que los actores -por acción u omisión- contribuyeron a perfilar, las respuestas no pueden ser categóricas.

En este sentido, la argumentación del interventor bonaerense citada previamente no parece haber sido mera retórica partidaria.

………….

La extracción social de los dirigentes peronistas parece confirmar, por una vía distinta, las diversas opiniones que subrayan el policlasismo de aquella fuerza política.

En realidad, no parece para nada irrazonable suponer que los individuos "ven" los problemas políticos o sociales en formas diferentes, según la plataforma en que se encuentren ubicados en la pirámide social.

Por lo tanto, sería bastante probable que aquellos dirigentes peronistas vinculados a las clases populares (no tanto por opción, según defienden los teóricos de los "intelectuales orgánicos", sino por pertenencia vital) hayan impulsado tales puntos de vista en las diversas instancias estatales en las que se encontraron insertos, quizá con mayor relevancia en los órganos legislativos.

Éste fue, en nuestra opinión, el punto clave que hizo la "diferencia específica" entre el peronismo y los otros partidos; más precisamente, entre el peronismo y aquellos otros partidos que tuvieron - o podrían tener - responsabilidades gubernativas. 55

La comparación aquí efectuada con los integrantes del Partido Radical es suficientemente explícita al respecto; cualquier contrastación con épocas previas no haría más que ahondar las distancias. 56

Consideraciones finales

Las elecciones de marzo de 1948 ofrecen una perspectiva adecuada para observar la conformación de la elites políticas en la provincia de Buenos Aires.

La dirigencia peronista parece mostrar, en un momento que ya no es el de los "orígenes", un proceso de consolidación, donde las vocaciones políticas emergidas hacia 1945/46, y posteriormente, han debido revalidarse tanto ante la afiliación partidaria como en la adquisición de experiencia gubernamental en distintos niveles.

En ambos casos, el equilibrio observado entre las personas provenientes de las fuerzas principales de la coalición peronista originaria (laborismo, junta renovadora) - aunado a ese canal siempre renovado de reclutamiento político que constituyó el cargo de comisionado municipal - destaca como una de las características principales del peronismo bonaerense.

Es probable que la integración de estos elementos en una organización unificada sufriera menores fricciones que las registradas en otras provincias en virtud de la legitimación otorgada por los impecables comicios internos.

Adicionalmente, puede destacarse que la estructura interna del Partido Peronista no parece mostrar, en su fase embrionaria, los marcados ribetes "verticalistas" que se le atribuyen: es digno de atención el hecho que los afiliados eligieran sus conducciones partidarias locales.

En relación a la Unión Cívica Radical, puede afirmarse que en el bienio 1947-1948 fue cuando su dirigencia política se vio abruptamente renovada, en virtud de la contundente victoria del movimiento de intransigencia y renovación en los comicios internos.

En particular, en aquel segmento de la dirigencia política que nos hemos concentrado en mostrar (los candidatos a cargos electivos), el radicalismo provincial no parece haber considerado un elemento de interés, al instante de conformar sus listas de candidatos, la adquisición de experiencia parlamentaria, sino que priorizó la pertenencia a la "intransigente" corriente triunfadora.

Con todo, resulta evidente que el "unionismo", aunque en declive, no era una mera cúpula de dirigentes enquistados en la conducción partidaria, 57 sino una línea con apoyo entre los afiliados del partido.

Por último, la aproximación intentada en torno a la extracción social de los dirigentes políticos de ambos partidos subraya la notoria distancia que separa a peronistas de radicales, en particular en lo concerniente a la integración de elementos provenientes de los "sectores populares" entre los cuadros de la dirección político/partidaria.

Incluso al nivel de la dirigencia política, el peronismo mostraba un evidente policlasismo, mientras el radicalismo preservó una pauta más tradicional de reclutamiento dirigencial entre individuos de las clases medias profesionales.


…………………

En el arduo proceso de organización unificada del Partido Peronista destacan entonces, por su importancia intrínseca, las elecciones internas llevadas a cabo el 21 de setiembre de 1947, caracterizadas en el espacio bonaerense por una inmensa movilización partidaria, cuyos componentes pluralistas y participativos probablemente no tuvieran parangón con lo sucedido en el conjunto de las provincias argentinas 28

En la elección interna, los afiliados peronistas debían elegir a los delegados al Congreso Constituyente del partido (que se realizó el 1º de diciembre de 1947), cuyo número era igual al de los electores presidenciales 29; en el caso bonaerense, se trató de 88 delegados.

Pero simultáneamente, el formato organizativo de la elección en Buenos Aires presentó una radical novedad, que avanzaba hacia una estructura representativa de la conducción partidaria.

En efecto, los peronistas bonaerenses elegían también las autoridades de 120 Consejos Directivos locales, es decir que en cada uno de los municipios en que se dividía administrativamente la provincia emergería una conducción política electa por los afiliados 30

Las situaciones locales no fueron homogéneas; así, los electores debieron optar por concurrir a votar una lista única, o bien a elegir entre varios candidatos.

De todos modos, la concurrencia fue imponente: en total participaron más de cien mil personas 31.

31 Con los incompletos datos electorales que suministra La Nación, 23-24/9/47 hemos computado 109.000 votantes.

Según el diario La Capital, de Mar del Plata (3/10/47), los mismos ascendieron a 147.000.

En ese verdadero “test”, las personas que actuaban entonces como dirigentes políticos del peronismo debieron validar -o revalidar, según el caso- su condición ante la masa afiliada.

………………

Diversos autores han sugerido que las elecciones internas de 1947 fueron las únicas efectivizadas por el Partido Peronista 36

Sin embargo, el caso bonaerense no se ajusta a esa pauta, tal como veremos a continuación.

Hacia finales de 1949, la intervención partidaria convocó a elecciones internas en todos los distritos de la provincia, en los cuales los miembros del partido elegirían conducciones locales y delegados al Congreso Provincial.

Los comicios se realizaron el 18 de diciembre, en todos los municipios -con excepción de uno 37

Nuevamente, los peronistas tuvieron la oportunidad de optar, dependiendo de la situación local, entre votar por una lista única o elegir entre varias.

Nuevamente, también, la participación popular resultó impactante: alrededor de doscientos mil afiliados concurrieron, según estimaciones de los observadores 38

Tal como ocurriera en la primera elección interna, los peronistas renovaban 120
Consejos Directivos locales.

Las carencias en la información suministrada por la prensa de la época nos impiden afirmar con precisión en cuáles de ellos hubo listas únicas, y en cuáles no.

Pero una vía aproximada, para evaluar si se trató de elecciones “competitivas”, consiste en observar en cuantos distritos la presidencia del Consejo Directivo cambió de manos.

Hemos determinado la conducción emergente de 113 situaciones locales 39; en 63 de ellas la elección recayó en una persona distinta de quien la ostentaba en 1947.

Por su parte, en 50 distritos la presidencia partidaria permaneció inmodificada.

¿Indicaría este último hecho que la “democracia interna” era una mera fachada?

Dicho en otros términos, podría preguntarse si, para una parte más o menos variable de los dirigentes peronistas, la elección interna habríase mostrado como el escenario propicio para la retención de prácticas políticas “tradicionales”: la de los “hombres fuertes” en sus respectivos distritos, quienes, merced a los favores y pequeñas habilidades de las habitualmente denominadas relaciones clientelares, sustentan su base local de poder político, verdadera plataforma para aspiraciones superiores.

Desde luego, esta fue una posibilidad muy real, y parecen caber pocas dudas que en diversos lugares así aconteció.

En particular, algunos dirigentes peronistas parecen haber desarrollado una singular habilidad para articular listas únicas, y presidir de ese modo el Consejo local en las dos elecciones internas 40

Con todo, no parece haber sido ella la situación más común; la competencia entre dirigentes por obtener la conducción partidaria parecen revelarla, tanto los 63 Consejos locales que modificaron su presidencia, como el hecho que, de aquellos 50 que hemos visto permanecieron en las mismas manos, al menos en 12 de ellos hubo más de una lista compitiendo 41
………….

"La manera en que se reparten las cartas, así como los resultados de las diversas partidas que se juegan en la fase originaria de una organización y en los momentos inmediatamente posteriores", ha sostenido Panebianco, "continúan en muchísimos casos, condicionando la vida de la organización a decenios de distancia [...] los resultados de las primeras "partidas" o, dejando la metáfora, las opciones políticas cruciales puestas en práctica por los padres fundadores, las modalidades de los primeros conflictos por el control de la organización, y la manera en que éstas se consolidan, dejarán una impronta indeleble.

Pocos aspectos de la fisonomía actual así como de las tensiones que se desarrollan ante nuestros ojos en muchas organizaciones, resultarían comprensibles si no nos remontáramos a su fase de formación" 55.

Elites políticas en la provincia de Buenos Aires: peronistas y radicales en las elecciones de 1948
Oscar H. Aelo, Universidad Nacional de Mar del Plata
INSTITUTO NACIONAL YRIGOYENEANO



Formación y crisis de una elite dirigente en el peronismo bonaerense, 1946-1951.
Oscar H. Aelo,
Historiapolitica.com



Sobre los Orígenes del Partido Peronista. Notas Introductorias
María Moira Mackinnon.
Historiapolitica.com

Focus o Edsel; ¿Por qué no se publican encuestas?





Desde el punto de vista de los ingenieros, la mecánica del Edsel fue un acierto.

El Falcón y el Mustang son sus descendientes directos.

El fracaso paradigmático fue de marketing estratégico, más que malinterpretar los datos de la investigación de mercado, se realizaron las preguntas incorrectas a los sujetos equivocados.

En lenguaje de barrio, confundieron a Janis Joplin con Doris Day.

En resumen, los profesionales e idóneos están rezando para que no les suceda lo de Javier Otaegui o lo de Misiones.

Que al fin de cuentas fueron mas problemas metodológicos, que de “instalación” u “operativos”.

Las pirañas, la Kaja, la Injusticia, lo Indestructible,…





…el resto es packaging.