domingo, 18 de diciembre de 2011

Revisionismo y Ortodoxia; el aporte de Rodolfo Walsh al eterno reciclar peronista.


¿Debatir?, ¿sobre que materiales vamos a debatir?
¿Bonasso, Caparros, Giussani,…?, ¿J.P Feimann, Horacio Verbitsky,...?, ¿el Tata Yofre, el Turco Asís,…?
Yo no tengo problemas; siempre y cuando demuestren que el “Documento de Rodolfo Walsh a la Conducción Nacional de Montoneros”; hacer clic aquí, incurre en el error y/o desviacionismo.
Mientras no realicen ese ejercicio de análisis histórico, asumo que hay más calentura y resentimiento pequeño burgués, que honestidad intelectual.
Como la vieja chicana de los 60, dirigida a los clasistas y estalinistas:
“El Marxismo, en la Argentina, es una Filosofía DESDE la Burguesía, POR la Burguesía, y PARA la Burguesía.
Se ponían locos cuando lo tirábamos en los debates; en especial los que habían pasado del Catolicismo Integral al Neo Marxismo Foquista.
Para que nadie se sienta aludido, supongamos que se lo dedico a Artemio; hacer clic aquí.
Veamos que decía RW en Diciembre de 1976, y en base a eso, donde se SITUARIA HOY; Diciembre de 2011.

1.2. 1. Situación frente al enemigo
No es cierto que haya fracasado el aperturismo. Ejemplos: el PC no participa en los conflictos, mientras negocia con el gobierno a través del Partido Intransigente y les paga viajes a Lázara y García Costa para que vayan al Congreso de la Internacional Socialista a defender a Videla; la UCR no rompe a pesar de todos los agravios, incluidos Solari Irigoyen y Amaya; la reacción de la Iglesia es tibia comparada con todo lo que han hecho y con los episcopados de Chile y Brasil, donde por mucho menos se enfrentan abiertamente con las dictaduras.
1. 2.2. De las fuerzas populares
No es cierta la desaparición casi total de la izquierda no peronista, armada o no armada. Estos son bandazos que nos alarman. Hace unos meses el proyecto de vanguardia pasaba por el debate ideológico en la OLA, ahora no existen más. Existen y actúan. El ERP pinta (más que nosotros). edita regularmente sus revistas, que llegan a las fábricas puntualmente a pesar de todos los golpes que sufrieron, toman un canal de televisión, tienen una radio clandestina, operan en el litoral. Hacen operaciones militares. El PC, los distintos partidos socialistas, también existen. Que sean una bosta es otra cosa. Con ese criterio nosotros tampoco existimos.
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2.3.1. Relaciones de fuerza. Económico
La contradicción con nuestra base social, derivada del aparatismo, no es porque gastamos más que lo que producimos, sino por nuestros errores políticos. Ahí está el aparatismo. Es querer imponer nuestros esquemas a la realidad. Negamos el Movimiento Peronista y el Movimiento Montonero no existe. Entonces ¿dónde nos vamos a refugiar cuando el enemigo aprieta? El error no está en que los compañeros son unos cómodos o vagos y por eso se refugian en el aparato, sino en que nuestra política ideologista e irreal hace imposible una buena relación con el pueblo. Si no corregimos eso, todo seguirá igual aunque la gente trate de irse a vivir a otro lado.
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2.4.1. Con las actuales estrategias
Nos parece perfecto. Y vemos que en ese punto se admiten de lleno, las cosas que en otros puntos sólo se admiten de refilón. Peronismo como la única forma de expresión conocida por el pueblo, entre otras.
3.1.1.a. Espacio político. Propias fuerzas
Nos parece uno de los aciertos fundamentales del documento plantear la resistencia masiva como propuesta principal de la etapa, pero no estamos de acuerdo en volcar esfuerzos en crear el inexistente Movimiento Montonero, en vez de invitar a esa resistencia al existente Partido Peronista, que en el transcurso de esa lucha irá cambiando y encontrando nuevas formas organizativas en su práctica y no en nuestra cabeza. No hay que crear estructuras al pedo. Los Montoneros conducen al peronismo. Eso es suficiente.
Para las fuerzas enemigas la pretensión de hacerlas penetrar en el espacio político militar nos parece una manera militarista de decir que nos convendría que se pelearan con todo el pueblo. Y para eso lo fundamental no es que ellos penetren sino que nosotros estemos con el pueblo. Para eso, la clave es política. De otro modo seguimos en el ideologismo: si penetran, se convierten en ejército de ocupación, y entonces sí, podemos aplicar los conceptos vietnamitas. Hay que pensar en términos nuestros.
La personalización de la política nos parece peligrosa. Primero porque creemos que para el pueblo existen los muchachos, los montoneros, antes que Firmenich. Segundo, porque si a él le pasa algo, es un desastre.
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3.3.3. Organizativas
La autonomía tiene que estar en todo nivel y no en los oficiales, porque así el cambio es mínimo. Si las cantadas fueran por debilidades ideológicas, lo mejor sería bajar la cortina, porque la ideología se modifica en medio siglo. Es por falta de confianza en un proyecto, debido a los graves errores políticos cometidos. Por eso se puede corregir y no vamos a ser derrotados.
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1.2.2. Situación de las fuerzas populares
Los elementos que se señalan no están numerados en orden de importancia. Debe empezarse por la situación de las masas, que es de retirada para la clase obrera, derrota para las capas medias y desbande en sectores intelectuales y profesionales.
Dentro de ese cuadro solamente sectores del peronismo sindical -Luz y Fuerza y Portuarios- han conseguido frenar el avance enemigo librando conflictos que terminaron en empate. La posibilidad de tal resultado está dada en ambos casos por la naturaleza crítica de la producción, que es permanente en el caso de los servicios eléctricos y estacional en el servicio portuario (próxima exportación de cosechas). En el caso de Luz y Fuerza debe computarse además la permanencia de una organización reivindicativa de calidad superior.
Los conflictos mecánicos y metalúrgicos carecen en cambio de esa perspectiva por no afectar producciones críticas en la coyuntura recesiva y deben terminar en derrotas a pesar de una superior calidad combativa de los cuadros.
Esto vuelve a poner sobre el tapete la primacía de la infraestructura básica de servicios y de los sectores obreros ligados a ella. Priorizar la industria textil o la administración pública como línea sindical me parece un error; en el primer caso porque al subconsumo recesivo debe corresponder a un achicamiento de la industria, y la lucha se da entonces en terreno elegido por el enemigo; del mismo modo librar batalla en la administración -salvo sectores metalúrgicos- es allanar el campo a la ola de despidos que reclama un sector del régimen.
Se insiste, en suma, en la posición ya conocida de este sector del D-I, a saber: que mientras dure el actual proceso de retirada de la clase trabajadora sólo podrá dar combate en sectores críticos delimitados, que son la producción de energía, la exportación de cereales y carnes, la producción y transporte de combustible, las telecomunicaciones, el sistema bancario y el sistema de computación de datos.
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2.2. Nuestra estrategia en el espacio
El punto principal de la autocrítica es, como dice el informe, "la insuficiencia de nuestra política de poder para las masas" y efectivamente ella se refleja, ante todo, en nuestra actitud frente al peronismo.
Mi opinión, compartida por el ámbito subordinado, es que se ha hecho un pronunciamiento prematuro sobre el agotamiento del peronismo y que de ese pronunciamiento derivaron decisiones de importancia capital que hoy están sometidas a prueba.
El punto crítico a partir del cual se decretó el agotamiento del peronismo fueron las movilizaciones obreras de julio del 75 contra el "Rodrigazo". Allí pareció efectivamente que la clase obrera, al combatir contra un gobierno peronista, firmaba el acta de defunción del movimiento peronista. Este análisis omitía dos cosas: una, que sectores de vanguardia de la clase obrera estaban dispuestos a rebozar (sic) el peronismo siempre y cuando se diera una dirección de avance contra un gobierno vacilante como el de Isabel Martínez, pero que dentro de esa misma dinámica la clase trabajadora en conjunto, incluyendo las vanguardias, iba a retroceder hacia el peronismo cuando la marea se invirtiese por la presencia militar; otra, el peso efectivo que en tales movilizaciones tuvo la burocracia sindical peronista.
Cabe suponer que las masas están condenadas al uso del sentido común. Forzadas a replegarse ante la irrupción militar, se están replegando hacia el peronismo que nosotros dimos por agotado y la dirección del peronismo se ha visto subrayada por el gorilismo del gobierno. En suma, las masas no se repliegan hacia el vacío, sino al terreno malo pero conocido, hacia relaciones que dominan, hacia prácticas comunes, en definitiva hacia su propia historia, su propia cultura y su propia psi:ología, o sea los componentes de su identidad social y política. Suponer, como a veces hacemos, que las masas pueden replegarse hacia el montonerismo, es negar la esencia del repliegue, que consiste en desplazarse de posiciones más expuestas hacia posiciones menos expuestas; y es merecer el calificativo de idealismo que a veces nos aplican hombres del pueblo. En síntesis, creo que el Partido debió, y aún debe replegarse él mismo hacia el peronismo y que la propuesta inversa no es una verdadera propuesta para las masas en esta etapa, aunque pueda llegar a serlo en otra, pero en ese caso ya no se trataría de un repliegue sino de un avance.
Otra línea de análisis que concurrió para decretar el agotamiento del peronismo es la que, también a priori, ha resuelto que en la Argentina asistimos a la "crisis definitiva del capitalismo". Afirmaciones desmesuradas de este tipo proceden, a mi juicio, de una falta de formación histórica. El capitalismo en decenas de países ha sobrevivido a crisis más graves que la actual crisis argentina. Para dar un solo ejemplo, "la crisis definitiva" del capitalismo en Alemania debió enunciarse por primera vez en 1848, y aunque generaciones de revolucionarios reiteraron ese anuncio durante un siglo y cuarto, no se concretó ni siquiera en el período terrible -para los capitalistas- de 1919 a 1923, ni impidió que Alemania hoy sea el modelo de capitalismo.
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Naturalmente si nosotros pensamos que la crisis del capitalismo es definitiva, no nos queda otra propuesta política que no sea el socialismo más o menos inmediato, acolchado en un período de transición, y esa propuesta contribuye a relegar el peronismo al museo. Todos desearíamos que fuera sí, pero en la práctica sucede que nuestra teoría ha galopado kilómetros delante de la realidad. Cuando eso ocurre, la vanguardia corre el riesgo de convertirse en patrulla perdida.
Creo que estos son los ejes de nuestra equivocada estrategia, y que en cambio son secundarias o derivadas las contradicciones masas-aparato, interior-Buenos Aires, etc., ya que la resolución de las mismas es materia de ejecución, mientras que los ejes políticos que planteamos son materia de concepción.
Aún esas antinomias, si se toman como subordinantes y no como subordinadas" encierran peligros considerables, y el mayor de ellos es omitir la singularidad de la configuración geográfica, histórica y social argentina, que es su núcleo urbano de 12 millones de habitantes y 60% de la población obrera, de la que necesariamente -a mi juicio- debe brotar también la singularidad de nuestro proceso revolucionario. Hecho que por ahora apuntamos sin perjuicio de intentar desarrollarlo por separado.
3.1.1. Objetivos políticos para la fuerza propia
Los objetivos políticos que a mi juicio deberíamos perseguir, surgen de lo que se acaba de expresar y no coinciden con lo que sustenta el documento. Más precisamente, no creo en la factibilidad de construir el Movimiento Montonero a partir del peronismo en este momento ni creo que ese Movimiento vaya a ser otra cosa que una estructura más del partido Montonero.
Entiendo que Montoneros debe seguir la dirección de retirada marcada por el pueblo, que es hacia el peronismo, y que la única propuesta aglutinante que podemos formular a las masas es la resistencia popular, cuya vanguardia en la clase trabajadora debe ser nuevamente la resistencia peronista, que Montoneros tiene méritos históricos para encabezar. Esta sí me parece una propuesta inteligible y aglutinante para las masas porque se funda en su experiencia concreta y en su percepción de la actual relación de fuerzas.
Esto no significa que el Partido vaya a renunciar a sus objetivos estratégicos, su propuesta intermedia de Movimiento Montonero, su propuesta final de poder socialista, su programa de largo plazo, en suma; significa poner la correcta distancia entre esos objetivos lejanos y la dura realidad actual, que no permite a las masas ni siquiera pensar el poder, sino resistir para sobrevivir.
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2. El cambio organizativo
La organización para la resistencia difiere en aspectos sustanciales de la organización para la guerra. Esta última es centralizada, homogeneizada a través del funcionamiento partidario y dependiente de un aparato especializado. La organización de la resistencia se basa en grupos reducidos e independientes cuyo nexo principal es la unidad por la doctrina (a expensas de la unidad funcional) y que en función de una gran autonomía táctica rescata hasta cierto punto la "inteligencia" del cuadro individual.
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Reflexiones sobre la situación partidaria
El objeto de este trabajo es presentar algunos puntos de vista, no suficientemente sistematizados, sobre la etapa que vive nuestro Partido. Probablemente aparecerán en ellos algunas divergencias o por lo menos algunas dudas sobre la línea política militar, e incluso sobre el método de análisis que la sustenta. Situarlas por escrito no debe entenderse como una forma de cuestionamiento, sino de diálogo interno.
Los métodos de análisis:
La línea del Partido y los documentos que la expresan en los últimos 18 meses revelan, a mi juicio, una fuerte influencia del pensamiento maoísta en el aspecto político y de la doctrina de Clausewitz en el aspecto militar. Obviamente no se trata de cuestionar la utilidad de instrumentos que reposan en las experiencias fundamentales, sino de verlos como productos históricos. De esa visión surge la necesidad del propio producto histórico.
Establecida esta necesidad aparece lo que a mi juicio es la principal falencia del "pensamiento montonero", que es un déficit de historicidad.
Ese déficit no estaba en la mente de los compañeros que para darle un nombre a la organización acudieron a la historia argentina (y latinoamericana) que va de 1815 a 1870. Esa visión inicial, sin embargo, se agotó en sí misma. En los actuales documentos montoneros apenas figuran referencias de historia argentina anteriores a 1945, ni siquiera a los propios caudillos montoneros.
Creo que en ese vacío histórico subyacen las "leyes" de la toma del poder en la Argentina y que esa determinación es más fuerte que las que surgen de cualquier otro producto histórico, ya que es la determinación espacial y temporal concreta que nos corresponde a nosotros. Hay dos fallas del pensamiento de izquierda en las que re cae, a mi juicio, el pensamiento montonero cuando analiza su problema central. que es la toma del poder. Una, privilegia las lecciones de la historia en que la clase obrera toma el poder y desdeña aquellas otras en que el poder es tomado por la aristocracia, por la burguesía. Ni Marx ni Lenin procedieron así. Ambos dieron a la toma del poder por otras clases un carácter ejemplar. La segunda falla deriva de la pri$era, y remite al punto de partida, a saber, la historicidad de nuestro pensamiento. Puesto que las lecciones de historia en que la clase obrera toma el poder se dan solamente a partir de 1917 Y solamente en otros países, ése es el nivel cero donde empieza nuestro análisis. Un oficial montonero conoce, en general. como Lenin y Trotsky se adueñan de San Petersburgo en 1917, pero ignora como Martín Rodríguez y Rosas se apoderan de Buenos Aires en 1821.
La toma del poder en la Argentina debería ser, sin embargo, nuestro principal tema de estudio, como lo fue de aquellas clases y de aquellos hombres que efectivamente lo tomaron. Perón desconocía a Marx y Lenin, pero conocía muy bien a Irigoyen, Roca y Rosas, cada uno de los cuales estudió a fondo a sus predecesores.
Rodolfo Walsh
Oficial de Inteligencia - Montoneros,
Buenos Aires, 23 de noviembre de 1976 a 2 de enero de 1977
Resumen; asumo que muchos NO tienen, por el déficit organizativo de los últimos 30 años, las herramientas para analizar acabadamente el Documento.
También; que quienes SI las poseen, por una cuestión etaria, están mas preocupados por justificar sus propios bandazos, desde el Alfonsinismo a nuestros días, que en esclarecer y formar a los recién ingresados.
Frente al Obstáculo Epistemológico que significa el Movimiento, y su Dominancia en la Sociedad Civil, el Sistema Político y el Estado; las Intelligentsias, al no poder ni explicar, ni preveer; terminan asumiendo el Pensamiento Mágico.
No hay Procesos Históricos, ni Tendencias Seculares, todo es Azar; o responsabilidad ajena, nunca propia.
Siempre se sienten sorprendidos, porque lo que termina sucediendo no estaba previsto en la Teoría.
Hay que enviarlos directamente al Kindergarten, salita rosa o celeste, según corresponda; los sub. 75 a la primera y los sub. 50 a la segunda.
Para que vuelvan a comenzar desde cero con la plastilina, como herramienta de construcción.
En fin, es lo que hay, y somos los que estamos; y aunque lo duden, Pajarito puede volar, solo hacen falta las condiciones propicias.

PD para paranoicos; hacer clic aquí para acceder al cuento de Alan Nelson, Narapoia