domingo, 11 de septiembre de 2011

El Arte de la manipulación; USA y la Gran Guerra.


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El Voto como Arma de Destrucción Masiva y el Peronismo como Escudo de los pobres; el experimento de Hawthorne.


− El ser aceptado por el resto y aptitud aprobada por los demás era lo más importante.

− El nivel de la producción es resultante de la integración social (a mayor integración, mayor será su capacidad productiva), no de la capacidad física o fisiológica.

− Analiza el comportamiento social de los trabajadores (los trabajadores trabajan en grupo).

− Existen una serie de recompensas y sanciones sociales (si una persona se sale de los estándares, es rechazada).

− Grupos informales (relaciones de amistad entre los trabajadores). Hay mayor productividad y confianza dentro de la empresa.

− Las relaciones humanas (acciones y actitudes resultantes entre el contacto entre personas y grupos). No solo los trabajadores, sino la familia puede influir en la producción. Fuera y dentro de la empresa.

− Importancia del contenido del cargo (de todos los trabajadores y jefes).

− Énfasis que hace Elton Mayo en los aspectos emocionales (observar los efectos emocionales no planeados y tenerlos en cuenta).

LOS SISTEMAS

Conjunto de elementos ordenados, relacionados entre si con una determinada organización y estructura. Las empresas son sistemas abiertos, y a nivel teórico se dan sistemas cerrados. Hay que tener claro 3 premisas:

− Existen sistemas dentro de sistemas (departamento de compras, departamento de ventas, están dentro de un sistema más grande, la empresa).

− Los sistemas son abiertos. Cada sistema está incorporado en uno mayor e incorporan a uno menor. Se caracterizan por un procedimiento de cambio infinito con su ambiente, que son los demás sistemas.

− Las funciones de un sistema dependen de una estructura. Las funciones de una empresa dependen de una organización.

SISTEMA:

− Conjunto de elementos interdependientes e interactivos.

− Grupo de unidades económicas que forman un todo y cuyo resultado es mayor que si funcionaran independientemente.

− Conjunto interconectado para formar un todo.

ORGANIZACIÓN COMO SISTEMA ABIERTO:

− Se caracteriza por tener un comportamiento probabilístico (no se puede fijar de antemano el valor de las variables ya que hay muchas variables exógenas, como el comportamiento de los proveedores. Se hacen estudios pero no es exacto).

− Hay que tener en cuenta que la organización es parte de una sociedad mayor, constituida por partes menores (hay que mantener un equilibrio entre todos los sistemas).

− Interdependencia de las partes (un cambio en el departamento repercute en el sistema, ya que están interconectados.

− Homeostasis. Tendencia al equilibrio. No quiere decir que no nos movemos sino que tiene que ser dinámico. Equilibrio y dinamismo deben estar ligados.

− La existencia de fronteras o límites (ej el cuadro de la empresa, competencia intermediarios..., éstos serían los límites. Hay fronteras más permeables que otras.

− Aquellas variables que tienen una mayor independencia.

− La morfogénesis. Las organizaciones o sistemas tienen capacidad para autogenerarse, pueden cambiar su estructura.

http://pdf.rincondelvago.com/el-experimento-hawthorne.html

La Imagen es de aquí.

El Voto como Arma de Destrucción Masiva y el Peronismo como Escudo de los pobres; el Misterio.


"Yo no acabo de entender por qué el peronismo tiene esa fuerza y esa popularidad.

El peronismo ha contribuido de hacer en la Argentina una situación muy difícil", consideró.

Para Vargas Llosa, "dada la cultura argentina, el peronismo debería haber quedado en un movimiento marginal y, sin embargo, no es el caso".

Además, calificó al movimiento creado por Juan Domingo Perón como "un misterio que no termino de descifrar".

http://www.infobae.com/notas/577049-Vargas-Llosa-critico-al-peronismo-y-lo-califico-de-movimiento-marginal.html

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-Si usted hubiera nacido en la Argentina, ¿sería peronista?

-Seguramente hubiera sido peronista porque todo el mundo lo era.

-¿Y entiende al peronismo?

-No entiendo mucho al peronismo, pero entiendo el fenómeno que significó el paso de Perón por la Argentina, así como el fenómeno de Getulio Vargas en Brasil.

Ellos marcaron la historia de estos países.

Getulio no consiguió crear en Brasil el movimiento que Perón fundó en la Argentina.

Nosotros no tuvimos un partido laboral tan fuerte como el peronismo.

Es casi como una religión.

Vi gente de derecha que era peronista.

Y vi gente de izquierda que era peronista.

Es un milagro que solamente los argentinos pueden hacer (risas).

http://www.lanacion.com.ar/1119713-no-puedo-imaginar-a-brasil-y-la-argentina-separados

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-Usted escribió en 2010 que todavía no había una fuerza opositora al peronismo.

Parece que las primarias le han dado la razón.

-Sí. Lo que veo ahora son algunas alianzas un poco contra la naturaleza: Alfonsín con De Narváez.

¿Curiosísimo, no?

-¿La única alternativa de gobierno es el peronismo?

-El peronismo o el gobierno que esté teniendo algunos resultados.

Es resignación más que entusiasmo.

-¿Sigue sin entender al peronismo?

-[Piensa varios segundos] Creo que nadie entiende al peronismo, ni los propios peronistas.

Una vez en París una persona me dijo que los europeos no podían entender la carga emocional muy fuerte del peronismo.

Tal vez sea eso, y que la Argentina es un país enigmático.

-¿Entonces, el peronismo es tan enigmático como la Argentina?

-Tal vez se corresponda que el país y esa corriente política dominante sean enigmáticos.

En Europa, el peronismo parece una cosa atrasada.

-¿No es una visión etnocentrista?

-Sí, pero lo que es difícil de entender es por qué nada ha sustituido al peronismo

http://www.lanacion.com.ar/1404021-el-gobierno-kirchnerista-hace-lo-mismo-que-hizo-el-de-lula

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"La manera en que se reparten las cartas, así como los resultados de las diversas partidas que se juegan en la fase originaria de una organización y en los momentos inmediatamente posteriores", ha sostenido Panebianco, "continúan en muchísimos casos, condicionando la vida de la organización a decenios de distancia [...] los resultados de las primeras "partidas" o, dejando la metáfora, las opciones políticas cruciales puestas en práctica por los padres fundadores, las modalidades de los primeros conflictos por el control de la organización, y la manera en que éstas se consolidan, dejarán una impronta indeleble. Pocos aspectos de la fisonomía actual así como de las tensiones que se desarrollan ante nuestros ojos en muchas organizaciones, resultarían comprensibles si no nos remontáramos a su fase de formación"55.

Sobre los Orígenes del partido peronista

María Moira Mackinnon (1), hacer clic aquí.

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Durante la década del noventa el PJ sufrió una serie de cambios radicales. Bajo el liderazgo de Carlos Menem, el gobierno peronista desmanteló el modelo económico estatista prevaleciente desde los años cuarenta y estableció una de las economías más abiertas de la región.


Los primeros análisis describieron este proceso de reformas como un tipo de “revolución desde arriba”, impuesto por un poderoso presidente, que actuó en las márgenes de su partido, los principales grupos de interés, y la legislatura.[97]


De esta manera el país fue percibido como un caso de “neopopulismo”, en el cual el presidente evade los partidos a favor de postulados directos y no consensuados.[98]


En sintonía con estos análisis, durante la década del noventa el PJ fue percibido como habiendo sido vaciado y transformado desde arriba.

Según Marcos Novaro, el PJ “fue completamente reorganizado, desde los cargos más altos hasta cada una de sus agencias locales”.[99]


Asimismo Menem “redujo el rol del partido al mínimo”, tanto que el PJ comenzó a funcionar básicamente como un “comité electoral”.[100]


Desde esta perspectiva, el liderazgo nacional del partido “funcionó como un mecanismo de control de las dirigencias”,[101]permitiéndole a Menem imponer estrategias sobre los mandos provinciales, y reemplazar candidatos y líderes partidarios locales por extrapartidarios mediáticos.[102]


Esta sección ofrece lo que de alguna manera es una descripción diferente de la relación PJ-Menem.


Se argumenta que a diferencia de líderes “neopopulistas” como Collor y Fujimori, la relación del presidente Menem con los militantes ordinarios del PJ siempre estuvo mediada por fuertes y semiautónomas organizaciones a nivel local.


Estas organizaciones de base proveyeron al partido gobernante de un importante número de beneficios en los años noventa.


Sin embargo, también se mostraron como un arma de doble filo al limitar la capacidad de Menem para imponer líderes, candidatos y estrategias a las agencias más bajas.


Como consecuencia de esto, las organizaciones peronistas provinciales y municipales consiguieron permanecer “desmenemizadas” hasta el final de la década.


Actividad partidaria de base en la década del noventa


Estudios recientes han enfatizado el rol central del partido peronista en la construcción y mantenimiento del programa de reformas del gobierno de Menem.[103]


Gibson y Calvo, por ejemplo, han destacado la importancia de las “ya establecidas redes de apoyo político” en la obtención de votos en las provincias.[104]


Pese a que estos autores hacen hincapié en las provincias periféricas, es claro que las organizaciones locales también fueron fundamentales para el mantenimiento del apoyo popular en las áreas urbanas pobres (como el Gran Buenos Aires y el Gran Rosario).


La vasta infraestructura de UBs, sindicatos, comedores, clubes y redes sociales informales no solo proveyó al PJ de importantes recursos humanos y organizacionales para campañas, sino también sirvió para canalizar el patronazgo, la implementación política, contactos sociales y culturales, y (aunque con menor frecuencia) la participación política.


Por ejemplo, durante la crisis hiperinflacionaria de 1989-1990, decenas de miles de militantes del partido se movilizaron para desalentar las protestas de las clases bajas y trabajadoras ante dicha crisis y los planes de ajuste del gobierno.


Esto fue hecho por medio de la persuasión, la expulsión de activistas de izquierda de los barrios,[105] y una serie de medidas de beneficencia en el ámbito barrial.


En La Matanza, los militantes peronistas operaban con el apoyo de la municipalidad más de 200 comedores en 1989.[106]


Como así también numerosos comedores en las villas miseria de la Capital Federal.[107]


En el primer distrito electoral, militantes de la UB “Unidos o Dominados” afirmaban haber distribuido comida a 300 familias luego de recorrer el barrio puerta por puerta hasta encontrar quiénes estaban necesitados.


En el vigésimo segundo distrito electoral, punteros peronistas organizaron comedores en los cuales familias con excedentes de comida proveían a aquellos que necesitaban.


Las organizaciones peronistas a nivel local se comprometieron en diferentes actividades políticas, sociales y culturales en la década del noventa y fueron militantes peronistas quienes tuvieron un rol central en la entrega de asistencia social en los barrios de bajos recursos.


De las UBs relevadas en este estudio, el 96% se comprometió en alguna forma de asistencia social y aunque evidencia académica y periodística da cuenta de un desnudo clientelismo[108] en la distribución de bienes, casi ninguna investigación ha sido hecha acerca de lo que las UBs han realmente realizado.


De hecho, como demuestra un reciente trabajo de Javier Auyero,[109] esta descripción es algo más compleja.


………………..


Las organizaciones de base peronistas juegan un rol fundamental en víncular a los ciudadanos de clase baja y trabajadora con el estado.


Muchas UBs participan directamente en la implementación de programas sociales gubernamentales.


Aunque esa politización sea vista a menudo como una distorsión corrupta e ineficiente de la política estatal,[112] en muchas áreas de clase baja, la burocracia estatal es tan débil que las redes partidarias resultan un medio más efectivo para alcanzar a la población.


Un ejemplo es la Ley Pierri, un programa por el cual decenas de miles de familias recibieron el título legal de sus propiedades.


Como hubo muchos habitantes desinformados acerca de los requerimientos de este programa, y como los gobiernos municipales no tenían recursos para llevar a cabo una extensa campaña de arraigo, los militantes peronistas proveyeron frecuentemente el esfuerzo, yendo de puerta en puerta y ayudando a los residentes a hacer el papeleo.[113]


Otro ejemplo es el Plan Vida, que distribuye una ración diaria de huevos, leche y otros productos básicos a cerca de 400.000 personas por medio de una red de voluntarias, llamadas manzaneras.


Aunque se trata de un programa oficialmente no partidario (las manzaneras son elegidas a través de organizaciones comunales), la inmensa mayoría de las manzaneras son peronistas, y muchas están vinculadas al partido por medio de las redes informales.[114]


Como muestra el Cuadro 4, el 59,6% de las UBs relevadas del Gran Buenos Aires participó en al menos un programa gubernamental.


………….


Aunque el impacto político de esta actividad partidaria de base es difícil de medir, sin dudas ayudó a reforzar y sostener la subcultura peronista y la identidad partidaria en la década del noventa.


Asimismo, a pesar del debilitamiento por el cambio generacional y la penetración de medios de comunicación masivos,[117] un cuerpo común de lenguaje, símbolos, tradiciones, prácticas, y creencias continúa uniendo a peronistas de diferentes edades, regiones, contexto social, e ideologías.


Para muchos votantes de clase baja y trabajadora, la identidad peronista va más allá de la política partidaria y se extiende dentro de los ámbitos sociales y culturales.[118]


Para estos votantes, el peronismo continúa siendo más que una opción política, una identidad compartida.[119]


La persistencia de esta identidad eleva el umbral electoral en el cual los votantes peronistas decidirían abandonar al PJ.


De hecho, como ha mostrado Pierre Ostiguy, el electorado tradicional del PJ ha permanecido relativamente estable en los años noventa, pese a que muchos peronistas tradicionales no estuvieron de acuerdo con las políticas económicas del gobierno de Menem.[120]



Autonomía en el ámbito local y la estabilidad de la base militante del PJ



La estabilidad de la base militante del PJ en la década del noventa es de alguna manera enigmática.


Los militantes, o al menos un conjunto importante de ellos, están[121] generalmente más ideologizados que los líderes partidarios.


De ser éste el caso, entonces deberíamos esperar que estos militantes que han sido históricamente casi uniformemente antiliberales, habrían abandonado el partido en masa como respuesta al giro neoliberal del gobierno de Menem.


Evidencia de la encuesta de militantes de 1997 sugiere que los militantes del PJ eran en efecto bastante críticos del programa de Menem.


Como muestra el Cuadro 5, más de dos tercios se opuso en parte o en todo al programa de Menem; además, la gran mayoría consideró que las políticas gubernamentales fueron “muy favorables” para las empresas (70,4%) y “muy desfavorables” para los trabajadores (67,8%).


Acerca de qué políticas económicas debería llevar a cabo el gobierno peronista en el futuro, solo el 5,5% optó por la continuidad, mientras que un 42,1% escogió un “retorno a las raíces del peronismo”.


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Sin embargo, la base militante peronista no parece haberse erosionado sustancialmente en la década del noventa.


A pesar de dos importantes deserciones en el nivel de la elite del partido (el Grupo de los Ocho en 1990 y el senador José Octavio Bordón en 1994) y el surgimiento del centro-izquierdista Frente para un País Solidario (FREPASO) como una seria alternativa política a mediados de los años noventa, fueron pocos los militantes del partido que siguieron a estos grupos.[122]


Aunque es difícil medir el número de militantes que simplemente se alejó de la política en los años noventa, hay poca evidencia de que la base militante fuera sustancialmente reducida.


De hecho, más de tres cuartos de los militantes encuestados en el Gran Buenos Aires dijeron que el número aumentó (68%) o permaneció igual (8%) durante la década del noventa.


Por otra parte, el relativamente alto nivel de activismo del PJ en los años noventa no parece haber sido producto del ingreso de nuevos miembros.


Setenta y tres por ciento de los militantes encuestados había trabajado en el PJ desde antes de 1989, y los nuevos militantes eran al menos tan opuestos a las políticas de Menem como los más viejos.[123]


¿Por qué permanecieron en el partido los militantes antimenemistas?.


Una razón es el patronazgo.


El papel de los incentivos materiales selectivos para fomentar la participación activista creció significativamente durante la década de 1990.


Más de dos tercios (68,6%) de las UBs relevadas por este estudio estaban dirigidas por un militante con empleo gubernamental, y más de un tercio (34,3%) tenía dos o más militantes con empleos en el gobierno.


Además, tres cuartos (75,6%) de las UBs estaban financiadas por agrupaciones con cuadros en los gobiernos municipales o provinciales.


Como muestra el Cuadro 6, la importancia de los incentivos materiales selectivos parece haber crecido a lo largo del tiempo.

De las UBs relevadas que se establecieron antes de 1985, el 82,2% estaba unida por lazos personales, redes sociales, o una ideología común.[124]


Solamente en el 17,8% de los casos, fueron los incentivos materiales selectivos el vínculo principal entre los militantes y la UB.


Por el contrario, en las UBs creadas entre 1985 y 1995, el papel de los incentivos materiales selectivos ascendió al 48,8%; y de las UBs establecidas después de 1995, el porcentaje ascendió a 64,7%.


………………….


Sin embargo la estabilidad del PJ no puede ser solamente atribuida al patronazgo.


Cerca de un tercio (31,4%) de las UBs relevadas no tenía acceso al patronazgo en absoluto, y en la mayoría de las UBs, los beneficios de éste se extendían a uno o dos militantes.


Por lo tanto, incluso a finales de la década del noventa, un número significativo de militantes continuó participando a pesar de tener poco o ningún acceso a los recursos estatales.


La estructura informal de PJ fue fundamental a la hora de mantener a estos militantes en el partido.


A diferencia de partidos de masas centralizados como el AD venezolano o el Partido Comunista Chileno, la estructura descentralizada del PJ posibilitó a los militantes el evitar tener que hacer una dura elección entre adherir a la línea nacional del partido o dejar (o ser expulsados de) el partido.[126]


Específicamente, el sistema de agrupaciones ofreció a aquellos peronistas disgustados con el perfil neoliberal del partido, canales alternativos de participación.


Un abanico de agrupaciones nacionalistas, populistas tradicionales, socialdemócratas, e incluso socialistas coexistieron con el liderazgo nacional menemista en la década del noventa.


Por ejemplo, aunque el neofascista Comando de Organización (C de O) abandonó las actividades paramilitares después de 1983, continuó comprometido con actividades nacionalistas como protestas en contra de la ocupación británica de las Islas Falklands/Malvinas;[127] o como en 1997, cuando como parte de su batalla contra el “imperialismo cultural”, organizó protestas contra la filmación (extranjera) de la película “Evita”.[128]


Un ejemplo de una agrupación izquierdista lo representa “11 de Marzo” en Quilmes.[129]


Fundada en 1985 por un grupo de militantes y ex guerrilleros, “11 de Marzo” se transformó en la agrupación más grande de Quilmes en los años noventa, con aproximadamente 300 militantes.


Los líderes de esta agrupación se describen como “socialistas” y “revolucionarios” y comparten un compromiso de “profundizar la democracia” por medio de la organización popular.


Asimismo, participan de una serie de actividades políticas de izquierda que incluyen colectas de dinero para Cuba y una fiesta anual para celebrar la caída de Saigón.


Otra agrupación de izquierda es “Peronismo para Todos” en la Capital Federal, que mantiene un pequeño pero comprometido núcleo de militantes (principalmente de ex Montoneros) que apoyan regularmente huelgas y otro tipo de protestas contra el gobierno de Menem.


Finalmente, muchas agrupaciones (y un gran número de UBs) proveen arenas de participación para lo que tal vez pueda ser llamado peronistas tradicionales u ortodoxos.


Estos militantes tienden a estar muy apegados no solo al programa peronista tradicional, sino también a sus símbolos y prácticas.


Un ejemplo de este tipo de agrupación es “Lealtad Peronista” en La Matanza, la cual es dirigida por el anterior intendente Federico Russo.


Representa la segunda agrupación más grande en La Matanza y contiene docenas de viejos militantes ortodoxos, muchos de los cuales trabajaron con Russo desde la década del setenta.


Muchos de estos militantes se oponen fuertemente al modelo neoliberal y el mismo Russo mantiene un perfil populista y antiliberal.[130]


Lealtad Peronista lleva a cabo una serie de actividades peronistas tradicionales como el “entrenamiento doctrinario”, la celebración de fiestas peronistas, y el mantenimiento de centros juveniles y femeninos.


El sistema descentralizado y segmentado de agrupaciones del PJ, proveyó de esta manera numerosas salidas para los militantes peronistas, permitiéndoles poder continuar llevando a cabo formas de peronismo que poco tenían que ver (y que de hecho muchas veces contradecían) con la pragmática agenda del gobierno de Menem.


Datos de la encuesta a militantes sugieren que esta autonomía en el nivel de base tal vez pueda haber inducido a muchos de ellos a permanecer en el partido.


El Cuadro 7 muestra las respuestas de los militantes a la pregunta,


“¿Qué nivel de la actividad del partido es más importante para usted?”.


En el Gran Buenos Aires, cerca de dos tercios de los militantes contestó que su agrupación (40,0%) o el partido a nivel distrital (22,6%) era más importante que el partido nacional.


Los resultados también sugieren que los militantes antimenemistas eran más propensos a priorizar su agrupación respecto a otro tipo de militantes.


Como muestra el Cuadro 8, cerca de la mitad (45,3%) de los militantes que se caracterizaron a sí mismos como “oponentes” de la política económica gubernamental percibieron a su agrupación como el ámbito de actividad más importante, en relación a un 18,8% que era partidario de Menem.


Tomados en conjunto, los datos sugieren que un sustancial número de militantes que fueron críticos del programa de Menem, encontraron en la década del noventa refugio en sus agrupaciones; priorizando las organizaciones partidarias a nivel local y, en alguna medida, apartándose de la actividad partidaria a nivel nacional.


………….


El liderazgo de Menem también estuvo limitado en su capacidad para imponer candidatos a las agencias provinciales del PJ.


Por ejemplo, cuando Menem anunció que pensaba postular a una serie de candidatos no peronistas (incluyendo líderes provinciales conservadores, ex militares, y reconocidos extrapartidarios) que apoyaron su programa económico en las elecciones legislativas y de gobernadores de 1991,[135] los mandos provinciales resistieron ferozmente y finalmente consiguieron forzarlo a aceptar candidaturas partidarias en casi todos los distritos.


En Buenos Aires, Duhalde ignoró la solicitud de Menem para ubicar a los líderes empresarios Carlos De La Vega y Guillermo Alchourron en la lista legislativa del partido y solamente se incluyó a dos menemistas en las veinte principales posiciones de la lista.[136]


En Mendoza, el intento de Menem de ubicar “gente de confianza”[137] en la boleta de legisladores fue frustrado cuando los líderes partidarios no menemistas crearon su propia lista y derrotaron a la coalición de facciones menemistas en las elecciones internas.


En el mismo sentido, en 1992, cuando funcionarios gubernamentales diseñaron una estrategia que les asegurara nominar candidatos menemistas provinciales para el senado,[138] consiguieron (pese a meses de lobby[139] ) ubicar sus candidatos preferidos en solo tres distritos (Capital Federal, Entre Ríos, y Tucumán).


En Catamarca, Jujuy, La Pampa, Salta, Santa Cruz y Santa Fe, los candidatos del liderazgo nacional fueron abiertamente rechazados por los mandos partidarios provinciales.[140]


En Santa Fe, a pesar de la intensa presión de Menem y otros altos funcionarios gubernamentales para reelegir a la senadora Liliana Gurdulich,[141] el partido local nominó a Jorge Massat, un aliado del gobernador Carlos Reutemann.


En La Pampa, donde Menem buscó la nominación del anterior gobernador Néstor Ahuad para llenar una de las dos vacantes para el senado, el jefe local, Rubén Marín, impuso en cambio a aliados suyos como Esteban Martínez y Carlos Verna.[142]


En Buenos Aires, Formosa, Mendoza, Misiones y San Luis, el liderazgo nacional tenía tan poca influencia que por último decidió no proponer candidato alguno.


El liderazgo de Menem también fracasó en imponer candidatos en numerosas elecciones por gobernaciones provinciales clave.


En Mendoza, por ejemplo, los esfuerzos del alto funcionario menemista Eduardo Bauzá por poner al partido provincial “totalmente en línea con el proyecto nacional del justicialismo”[143] y nominar al empresario no peronista Carlos Pulenta como candidato a gobernador, fallaron cuando el partido local nominó a Arturo Lafalla, un crítico de Menem.


En Tucumán, el mando provincial nominó a la tradicional líder Olijela Rivas para la candidatura a gobernador en 1995, a pesar de la pública oposición de Menem y la intensa presión de funcionarios gubernamentales.[144]

Por lo tanto, a pesar de que Menem fue en algunas oportunidades capaz de intervenir (o formalmente reemplazar liderazgos) en las organizaciones partidarias provinciales e imponer candidatos menemistas extrapartidarios (como en los conocidos casos del corredor de autos Carlos Reutemann y el cantante popular “Palito” Ortega en 1991), estas imposiciones fueron la excepción, más que la regla.


En distritos donde los jefes provinciales consolidaron maquinarias estables, como en Buenos Aires, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, Mendoza, Misiones, Salta, Santa Cruz y San Luis, ese tipo de intervenciones no ocurrió.


En cada una de esas provincias, los líderes provinciales y candidatos fueron consistentemente seleccionados desde adentro de las organizaciones locales, y en casi todos los casos, los mandos provinciales retuvieron el tradicional perfil peronista (en lugar del menemista o neoliberal).


……….


Conclusión

El presente artículo ha intentado llenar el vacío académico acerca de cómo se organiza y funciona el PJ, particularmente en los niveles locales.


Desafiando los postulados de un PJ dirigido por Menem como un partido “neopopulista” dominado por un liderazgo autoritario y personalista, se argumenta que los líderes peronistas y la gente han estado largamente vinculados por una poderosa infraestructura organizacional con profundas raíces en las clases bajas y trabajadoras urbanas de la sociedad.


Las conexiones entre el PJ y las masas han sido subestimadas e incluso ignoradas por los investigadores, porque éstas, a diferencia de muchos partidos de clase obrera europeos, son casi enteramente informales.


Las subunidades peronistas se organizan a sí mismas y solo mantienen débiles lazos con la burocracia partidaria.


A menudo situadas en la casa de militantes, y raramente registradas con las autoridades partidarias, estas subunidades constituyen una impresionante infraestructura de base.


Esta infraestructura le rindió al partido importantes beneficios políticos, pero también limitó el grado de acción del presidente Menem para controlar (o limitar) los mandos partidarios provinciales o locales.


Más ampliamente, el caso del peronismo muestra la importancia de estudiar los patrones informales de la organización partidaria.


Los análisis de los partidos políticos deben ir más allá de las estructuras formales, y examinar cómo funcionan los partidos en la práctica.


Mientras algunos partidos (por ejemplo muchos partidos noreuropeos) poseen estructuras relativamente burocráticas o formalizadas, muchos otros, particularmente en América Latina, son en gran medida informales.


En esos casos, estudios que exclusivamente hagan hincapié en los estatutos partidarios o en los cuerpos formales de liderazgo corren el riesgo de perder la clave[149] de la realidad.


Esto último claramente ha ocurrido en los trabajos sobre peronismo, dado que a menudo los analistas han tomado la ausencia de una burocracia efectiva para significar que el partido está basado básicamente en formas de liderazgo autoritarias y personalistas.


Hacer esas caracterizaciones no solo carece de fundamentación empírica, sino que también falla al no dar cuenta de la capacidad del PJ para sobrevivir (e incluso prosperar) después del alejamiento de sus líderes “populistas” (o “neopopulistas”).


Juan Perón, el fundador del partido, solía decir que “únicamente la organización conquista al tiempo”.


Aunque la construcción partidaria de Perón nunca igualó su retórica, la informal y a menudo caótica organización que dejó se ha mostrado más resistente – y más efectiva – de lo que cualquiera hubiera esperado.


Por lo tanto debe ser estudiada más seriamente.

Una “Des-Organización Organizada”

Steven Levitsky

Assistant Professor of Government, Harvard University

Septiembre 2008

http://www.reconstruccion2005.com.ar/0809/desorganizacion3.htm

El Voto como Arma de Destrucción Masiva y el Peronismo como Escudo de los pobres; Anexo.


“Siempre que hay una votación, hay que saber que de lo que se discute es del problema del poder, y en la anarcosindical por tanto hay que procurar votar lo mínimo posible, y alcanzar acuerdos por consenso.

Todas nuestras votaciones son abiertas, y a mano alzada.

Nunca secretas”.

Anarcosindicalismo básico, hacer clic aquí.

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"Nos, que valemos tanto como Vos, que no valéis más que Nos, os juramos como Príncipe y heredero, con la condición de que conservéis nuestras leyes y nuestra libertad, y haciéndolo Vos de otra manera, Nos no os juramos"
SORANZO, Pietro*. Relazione. p. 85.
* Embajador de Venecia en torno a 1570.

"Nos que valemos tanto como vos os hacemos nuestro Rey y Señor con tal que nos guardéis nuestros fueros y libertades, y si no, No"
PEREZ, Antonio. Relaciones. Ginebra, 1654. pp. 143-144.

"Nos que valemos tanto como Vos y podemos mas que Vos, Vos elegimos rey con estas y estas condiciones, entre Vos y Nos, un que manda mas que Vos"
HOTMAN, François. Francogalli. Ginebra, 1573. pp. 85-86.

"Nos, que cada uno de nosotros somos igual que Vos y todos juntos más que Vos, te hacemos Rey si cumples nuestros fueros y los haces cumplir, si no, no"
BLANCAS, Jerónimo. Coronaciones de los Sereníssimos Reyes de Aragón. 1585.
Hacer clic aquí; Gracias a Rib, hacer clic aquí.

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“¿O acaso la Revolución Francesa se hizo sólo porque la gente creía en la libertad?”

Denis Merklen; “Ideales e intereses están siempre mezclados”, hacer clic aquí.

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Andrea bajó hasta allí a votar en las primarias.

Siete horas a pie.

"Es que pienso que si no votamos, el gobierno nos va a sacar", dice.

Votó a Cristina Kirchner, a quien reconoció por la foto porque no sabe leer ni escribir.

En Nazareno, donde la mitad de la gente es analfabeta, se usó el año pasado, por primera vez, el voto electrónico en un referendo para decidir si se abriría una hostería.

"Era ridículo.

La gente no sabe leer y las máquinas les daban miedo -cuenta Robustiano García, dirigente de la Organización de Comunidades Aborígenes-.

Era miedo de tocar y que se estropeen."

En cada elección, llega a votar a Nazareno y a sus parajes aledaños mucha gente que vive "del otro lado de los cerros".

Algunos van simplemente porque es obligatorio, otros porque temen que sin el sello en el DNI no los dejen salir del país (Nazareno está cerca de La Quiaca y es fluido el intercambio con Bolivia); muchos, para no perder el plan.

En las primarias, Cristina Kirchner arrasó.

Andrea cree que fue gracias a ella que hoy tiene la pensión que cobra por ser madre de más de siete hijos.

"Me ha dado ese sueldito, y, con eso y mis ovejitas, mis hijitos pueden estudiar."

Entre el poncho y el sombrero, que la protegen del viento helado, casi no se le ve la cara.

Cuesta imaginar un lugar más inhóspito y aislado que donde vive, pero ella está contenta.

Dice que la pasaba mucho peor antes, cuando su marido le pegaba y la pateaba.

"Me corría y dormía con mis hijitos en el cerro.

Pasamos muuucha hambre", cuenta.

Entonces, sobrevivía del trueque.

………………..

Pero el desafío no es sólo para los votantes.

Policías y gendarmes tienen que llegar a todos los parajes con las urnas.

"Para ir a Bacoya, salimos el sábado a las 6 de la mañana.

Por suerte, no es época de lluvia y podemos hacer una parte en vehículo, pero después caminamos toda la tarde por camino de herradura, dormimos ahí y regresamos recién el lunes", cuenta Jesús Martínez, policía de Nazareno.

La comisaría, con bandera en la puerta, está sobre la calle principal: dos cuadras de un camino angosto de piedras que termina en una escalera empinada que trepa el cerro hasta la cancha de fútbol.

Por 50 pesos, hay gente de los parajes que alquila sus mulas para trasladar urnas y padrones.

"Llevan sus animales a donde termina el camino y esperan ahí al urnero", cuenta el intendente, Julián Quiquinte, que en abril ganó un nuevo mandato por el Frente para la Victoria.

Para él también las elecciones son sacrificadas.

"En la campaña nos pasamos semanas recorriendo los parajes, que quedan a tres, cuatro y a veces nueve horas a pie uno de otro."

Nazareno es la cabeza de todos esos poblados, pero parece un caserío olvidado en el tiempo.

Sus construcciones bajas, de color ladrillo y techos de chapa, están en lo hondo de un valle que en invierno, sin lluvias, es muy árido.

Y a su alrededor, como colgadas de los cerros, pequeñas casas que desafían la gravedad.

Hasta hace poco, la gente de aquí se manejaba con el trueque, que se redujo desde que se multiplicaron los planes sociales y circula más dinero en efectivo.

Hoy, los planes son más de 800, repartidos entre los 1200 nazarenos y quienes viven en las inmediaciones.

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En Nazareno no hay comités ni unidades básicas.

La casa del intendente se convierte en una cuando se acercan las elecciones.

Es fácil de reconocer: es un departamentito sin revoque que queda al lado de la "muni", arriba de un almacén que tiene pegados en el frente dos afiches desteñidos de Cristina Kirchner.

En esta región no parece haber otros candidatos.

"Antes había radicales y renovadores, pero han desaparecido", cuenta el intendente.

El explica que, pese al sacrificio que implica para muchos, la gente, sobre todo la más grande, no deja de ir a votar.

"Se obligan para defender a la Presidenta porque les llegan planes sociales y universales por hijo hasta a los que viven más alejado", cuenta.

Teresa Vargas, maestra, fue autoridad de mesa en una escuela a dos kilómetros de Nazareno.

"De 57 votos, 54 sacó Cristina; Duhalde, dos, y el de Santa Fe, uno -dice-.

Acá la votan todos, si hay casas que tienen hasta tres pensiones.

Las más viejitas le dicen mamita Cristina, pero yo pienso ¿qué va a pasar cuando seamos viejitos?

Si todo el mundo tiene sueldo, no va a quedar para nuestra jubilación."

El gobernador Juan Manuel Urtubey también arrasó, pese a que su última visita a Nazareno fue bastante incómoda.

Fue el año pasado.

Vino a inaugurar una hostería, pero la resistencia local fue tal que debió cambiar sus planes: anunció, en el acto, el referendo para ver qué quería el pueblo.

Ganó el no.

Para poder implementar el voto electrónico, un mes antes de las elecciones, trajeron varias máquinas al pueblo para que la gente practicara.

Si bien la experiencia fue un éxito, el sistema no pudo probarse en los parajes.

La gente prefería el método tradicional.

Preguntarle a alguien que supiera leer de su familia y llevar la boleta, como siempre, doblada en un bolsillo desde su casa.

Cuando votar es una odisea

La gente camina horas por senderos de cornisa para llegar al cuarto oscuro, las urnas viajan en mula y la campaña exige peregrinos

Por Paz Rodriguez Niell | LA NACION, hacer clic aquí.



Uno de los principales puntos de divergencia entre las clases populares es el modo en que las instituciones están presentes en el universo popular.

En la Argentina, el Estado está mucho más abierto a incluir en la relación con los ciudadanos una entidad intermedia: antes era el sindicato, ahora son las organizaciones barriales o piqueteras.

Al transferirle recursos para que la organización los distribuya, el Estado reconoce su representatividad social.

Los dirigentes barriales buscan por todos lados recursos porque su supervivencia depende de ellos.

En Francia, las organizaciones sociales son sólo representantes de la voz de las clases populares, pero nunca de la gestión de los recursos, que continúan distribuyéndose desde una ventanilla municipal.

–¿Cambian entonces las formas de ejercicio de la ciudadanía de los sectores populares?

–Sí.

Porque en la Argentina al problema sobre quién tiene derecho, se antepone, por razones prácticas, el problema de quién merece.

En las asociaciones barriales se reconoce que todos aquellos con necesidades tienen derecho al trabajo, a la vivienda, al comedor, a recibir las frazadas o la leche que reparte la provincia.

Pero como los recursos no alcanzan para todos los que tienen derecho, se debe tomar una decisión.

Entonces se crean mecanismos colectivos basados en una decisión más o menos arbitraria para ver a quién se le da el plan o el subsidio.

El Estado descentralizó y transfirió esta decisión del plano nacional al plano local.

Es como una fuerza centrífuga que lleva la política hacia los barrios.

En cambio, en Francia esta posibilidad no existe y sólo se puede pelear por un derecho.

Pero no hay que engañarse pensando que en Francia la distribución de los recursos es universal.

En todo caso, es universal dentro de una categoría definida por el Estado en la cual se incluyen y se excluyen beneficiarios.

También la distribución depende de una decisión, que se toma a nivel nacional.

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En Francia se afirma que hay una despolitización de la realidad social por la inmensa desafección electoral, el abstencionismo y la escasa posibilidad de participación en la toma de decisiones.

La burocratización de todos los criterios de distribución se vive, paradójicamente, como una pérdida de ciudadanía.

En el caso argentino se dice exactamente lo mismo pero por las razones opuestas: la ciudadanía se ve debilitada porque hay muchos actores movilizados que quieren meter la mano dentro del plato y por la ausencia de un criterio claro de decisión.

Pienso que son dos modos diferentes de relación entre el Estado y su ciudadanía y que cada uno tiene sus inconvenientes.

Sin duda la posibilidad de que las instituciones funcionen con criterios más rígidos y universales favorecería una democracia más justa en cuanto a la distribución de riquezas y acceso a los recursos.

Pero el problema es que existe una demanda social individual que va en sentido contrario.

En las clases medias, muy pocos están dispuestos a someterse a una norma burocrática donde le digan usted entra o no en tal categoría.

La búsqueda de atención personal conspira contra un criterio rígido y universal en la toma de decisiones.

Nadie quiere estar bajo el peso de una norma o regla estricta.

–¿Los modos diferentes de relación entre el Estado y la ciudadanía implican formas distintas de democracia?

–Me inclino por pensar de este modo y no por la idea que indicaría que la democracia progresa hacia una forma ideal que se podría definir, por ejemplo, en la universidad.

Yo propongo restituir el contenido político a otras formas de ciudadanía y democracia.

No significa que todas sean equivalentes.

Hay algunas mejores que otras.

Pero un intelectual no puede ubicarse por encima del resto y decir esto es o no es democracia o ciudadanía.

No creo que se pueda avanzar descalificando o excluyendo del mundo de la democracia o de la ciudadanía a la política de los sectores populares de los barrios argentinos o de la banlieue francesa.

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–¿Y por qué estas revueltas son políticas?

–Cada 14 de julio, en el aniversario de la República francesa, se queman autos.

Uno podría pensar que es un hecho aislado, apolítico.

Pero cuando uno va a los barrios y explora esa microsociología densa, encuentra conflictos cotidianos de naturaleza política que pueden adquirir la forma de una explosión violenta frente a un Estado que define los contornos de la participación ciudadana.

Con la quema de autos, estamos frente a este tipo de situaciones.

Conviene observar qué ocurre en el barrio más que reenviar este hecho a un sinsentido que parece efectivamente desconectado del mundo de la política tal como está contenido entre los partidos y las instituciones.

–¿Por los mismos motivos cree que las protestas de piqueteros u organizaciones barriales son políticas?

–En la Argentina, los estallidos se han dado en momentos en que la situación era muy grave, como la hiperinflación y la crisis de 2001, en que la vida y la muerte de la gente estaba en juego y el Gobierno parecía o incapaz o insensible a esta situación.

O en las provincias, cuando el nepotismo y las formas autocráticas de los gobiernos hacían imposible la comunicación y la negociación.

Cuando la protesta adquiere esa forma tan violenta, tal vez habría que pensar en un componente de la definición de la democracia que muchas veces no se toma en cuenta y que ya era señalado por Emile Durkheim: la posibilidad de la comunicación entre el Estado y la ciudadanía.

La democracia implica no sólo la representación, sino también la capacidad de escuchar.

¿Por qué en Francia son más frecuentes las protestas violentas que en la Argentina?

Porque está menos presente localmente el componente de negociación.

Cuando los piqueteros cortan una ruta, negocian para que se repartan tantos planes jefes y jefas de hogar.

Hay un problema en el razonamiento cuando se piensa a los piqueteros como una organización de desocupados.

Efectivamente, se puede decir que reclaman por trabajo.

Pero no es eso lo que pueden obtener.

Y no es el trabajo que permite que se retiren de la movilización violenta y levanten el piquete, sino la negociación de otros bienes y recursos.

En Francia esto es imposible.

Cuando los jóvenes protestan están solos frente al Estado nacional.

Entonces las respuestas son inexistentes o muy masivas.

…………

La discusión sobre la ciudadanía tiene un gran valor en América latina, como muestra claramente Guillermo O’Donnell.

Pero hay otro modo de pensar el problema de los ciudadanos que no está relacionado con una definición de ciudadanía que nos permitiría decir quiénes son o no ciudadanos, sino con la politicidad, que son distintos modos de relacionarse políticamente en los regímenes democráticos.

Aquí se dan formas de participación ciudadana complejas.

El modo de participación política de quien tiene sus necesidades básicas satisfechas no es el mismo de quien no las tiene aseguradas.

El peso de la necesidad modifica la relación con la política.

Hay gente que es efectivamente ciudadana y realmente pobre.

Querer separar el mundo de la política de la forma en que las políticas se implementan, significaría armar una democracia puramente formal, sin contenido para los debates.

Uno no puede estar por fuera de la política.

Precisamente, la pérdida de fuerza del mundo asalariado ha politizado a las clases populares porque en gran parte su supervivencia depende del Estado.

Yo suelo decir que los pobres están condenados a la movilización permanente porque las cosas que necesitan para vivir las consiguen en el mundo de la política.

Y esto conduce a que el clientelismo se vea como un problema muy importante en las democracias.

–¿Y el clientelismo no es un problema?

–Que grupos políticos del Estado se sirvan de los recursos a disposición para controlar la voluntad política de la gente es un hecho evidente cuando hay sectores de pobreza masivos.

No son cuestionables las teorías que piensan el clientelismo desde esta perspectiva.

Pero el clientelismo es un concepto que fue pensado para los mundos rurales donde el patrón de una estancia se presentaba en una elección y decía que su voto valía por el de sus 200 campesinos.

Hay una carga de este fenómeno que es excesiva trasladada a la Argentina, porque en los barrios populares hay un mundo de competencia política entre los partidos y grupos políticos que se da en un espacio público verdaderamente abierto.

El margen de decisión política de cada ciudadano es muy importante: los habitantes de los barrios pobres de Buenos Aires se encuentran solos en el cuarto oscuro para votar.

No quiere decir que el clientelismo no exista ni que sea ineficaz en todos los casos.

Pero aquello que llamamos clientelismo es una forma de negociación compleja donde incluso los más pobres tienen mucho más poder de lo que se cree y son más ciudadanos de lo que uno podría admitir si lo piensa a través del fenómeno clientelar.

–En la provincia de Buenos Aires la competencia política es acaparada por el peronismo...

–Es cierto, pero no quita que la competencia sea feroz.

Aquí hay otro problema que merece ser pensado: ¿qué pasa con la oferta política?

¿Por qué el peronismo tiene un lugar tan importante?

Creo que una posible respuesta es que el peronismo tiene una tradición política con más capacidades para entender este tipo de relaciones entre el Estado y los ciudadanos.

Dentro del juego clientelar, varios dirigentes peronistas tratan con más cuidado y respeto a sus “clientes”.

Con pocos recursos literarios, Duhalde dijo que el 2001 enseñó que con la gente no se jode.

Esto significa que no hay una manipulación total.

El clientelismo también tiene que ver con los derechos, el honor, el respeto, con una cantidad de dimensiones de la vida política que también están en juego en las capas más pobres de la sociedad.

No se puede pensar el clientelismo tal cual como es descripto en la literatura, porque se caería en una visión compasiva (la pobre gente que es manipulada) o despreciativa (la gente vota por los que otros deciden).

Algunos dirigentes sociales con mucho poder en los barrios se lanzan a la batalla electoral y no obtienen votos.

Por ejemplo, en el caso de Luis D’Elía, la gente no autorizó que su autoridad política se trasladara de un dominio al otro.

Y esto requiere perspicacia, inteligencia y un análisis fino de la política.

…………

–¿La pobreza no altera la idea de democracia como un régimen político basado en la igualdad?

–Observo que desde hace 25 años hay mucha gente pobre y que la democracia funciona.

Hay dos modos de ver esto.

Una es criticar a la democracia y decir que no resuelve nada porque efectivamente la gente se muere de hambre.

Otra es intentar comprender como coexiste la pobreza con la democracia.

Es una coexistencia en tensión permanente, donde hay violencia, corrupción, clientelismo y formas degradadas de la política si uno las piensa bajo el modo de una democracia ideal.

Hay distintos niveles de corrupción de este ideal y sería irresponsable contentarse con decir que no hay democracia porque existe la pobreza.

La Argentina vive en democracia hace 25 años.

Es un régimen establecido.

Pero indudablemente el proceso de democratización no podrá avanzar si no se resuelve la cuestión social, la enorme fractura de la sociedad.

–¿Esta fractura se relaciona con la retirada del Estado en la economía y en la protección social?

–Sólo parcialmente.

En la Argentina, la protección social nunca estuvo en manos del Estado.

Eran los sindicatos que daban el acceso a una cobertura de salud.

Más que con la retirada del Estado, las transformaciones en las políticas sociales están relacionadas con los cambios en la redistribución de los recursos: lo que antes se distribuía a través del salario, ahora se distribuye hacia el territorio.

Curiosamente esta medida fue preconizada por todas las organizaciones internacionales como una forma de democratizar las políticas sociales porque significaba llevar la decisión a la proximidad y darle lugar a la participación mientras que los sindicatos se veían como grandes estructuras burocráticas que manipulaban los recursos.

Evidentemente, este desplazamiento no solucionó nada respecto a la corrupción y probablemente agravó la situación.

Pero hay que reconocer que en este modo hay efectos democratizadores de ciudadanía que se producen a nivel local de un orden distinto a los que se veían antes.

En este contexto, la figura central es el habitante del barrio que se convirtió en ciudadano.

–Está rompiendo con un sentido común sobre la manipulación de los sectores populares y su falta de autonomía individual...

–Sí.

Rechazo la idea de que a la gente la llevan por la nariz como el dueño de una estancia que pasea el toro por la Rural.

Esto no se corresponde con la realidad.

No hay nada que un habitante de un barrio popular deteste más que la posibilidad de sentirse manipulado.

Claro que se reparten choripanes y dinero para que la gente vaya a los actos.

Pero esto no determina su voto.

Alcanza con escuchar las risas y burlas de la gente cuando dicen:

“Le comimos todos los panchos a Fulano y él se creía que lo estábamos apoyando”.

Son juegos complejos, negociaciones.

Creer que la gente va libremente a una manifestación sólo porque adhiere a una opinión, a un ideal, significaría pensar que las clases medias que se reunieron en los actos de apoyo al “campo” no tenían intereses en juego además de sus convicciones.

En el caso del conflicto del “campo”, no todos eran los más acérrimos defensores de la libertad, la democracia y la transparencia.

También defendían un modo de vida, un tipo de relación con el Gobierno e intereses económicos, a pesar de que una porción ínfima fueran propietarios rurales.

Ideales e intereses están siempre mezclados.

¿O acaso la Revolución Francesa se hizo sólo porque la gente creía en la libertad?

Denis Merklen; “Ideales e intereses están siempre mezclados”, hacer clic aquí.

La imagen es de aquí.