viernes, 18 de enero de 2008

La lengua de Einstein

El amigo Jorge, el lobo estepario, señala con acierto la escalada de la disputa.

Las Humanidades y Ciencias Sociales sienten que les mojaron la oreja, por no decir algo más escatológico.

Una decisión burocrática, influida por la praxis anglosajona, desautorizo los usos y costumbres para pedir financiación.

El MiCyT, en realidad es el Ministerio de Desarrollo Tecnológico, Transferencias y Aplicación Practica.

Por lo tanto, si un proyecto “científico” no se adecua a sus requisitos bilardistas de resultados, se queda afuera del Presupuesto.

Ese afuera incluye todas las fuentes tradicionales de financiamiento, Universidades, Fundaciones, Becas de investigación, etc.

Yo en lo personal estoy de acuerdo, me parece el enfoque correcto para crear trabajo y agregar valor a la mano de obra.

Ahora, las reacciones de las Ciencias desplazadas o subalternizadas, nos señala un interesante fenómeno social.

Una fracción de la Intelectualidad, los Técnicos, desplazo del Poder a los Humanistas.

En los últimos 25 años los ciencistas sociales tenían un acceso privilegiado a la oreja del PEN.

Eran los tanques de cerebros donde se creaban los “relatos” de los Proyectos Políticos.

El Alfonsinismo quería el 3° Movimiento Histórico, la Universidad se organizo como cantera de cuadros políticos antes que técnicos.

Para el Menemismo la Tecnología fue una moneda de cambio, en la globalización no existía lugar ni para los caramelos o el acero.

En el Frepaso y la Alianza, la imagen lo era todo, así que ni se molestaba por las cosas prácticas.

Llego el incendio, el rebote y la recuperación; pero el proyecto de emparche permanente del Duhaldismo esta mostrando su agotamiento.

Se necesita encontrar nichos nuevos donde desarrollar el potencial económico.

Por eso la oreja presidencial debe darle preferencia a los técnicos, mientras los humanistas hacen banco juntando orina.

Situación que es personalmente desagradable, para cualquier ex favorito, pero lo que es insufrible es Leru leru de sus competidores victoriosos.

Así que seria hora de volver a Bourdieu, para comprender lo que esta sucediendo en los habitus, campos y capitales de la comunidad científica argentina.

Bien redactado, el proyecto, merecería ser financiado por Barañao.