domingo, 16 de septiembre de 2007

La aceptabilidad de la derrota, esencia de la democracia




Pero yo no quiero exaltar la democracia porque no deseo caer en el fundamentalismo democrático.
Felipe Gonzalez, en su Conferencia Magistral en el IFE
http://www.ife.org.mx/documentos/DECEYEC/conferencia10.htm

Precisamente ese compromiso cívico me llevó, después de luchar contra la dictadura, a negociar, pactar, ceder, comprender al otro y compartir con el otro, acortando distancias, en el periodo que se conoce como la transición.

....nuestra cultura como españoles no es la del pacto. El que pacta está cediendo, traiciona sus ideas. Hay que ganar o perder, pero nunca convenir.que en aquellos días le pedimos a Adolfo Suárez que ya que él venía de ser designado y de tener todo el poder, que no compitiera en esas primeras elecciones pues jugaría con mucha ventaja. Y la verdad es que después tuvimos que agradecerle que no nos hiciera caso. No nos hizo caso. Esa fue la única parte que no aceptó. Ya aceptaba bastantes cosas, pero se creía con derecho a participar, y yo creo que lo tenía.

Comparto con un amigo, profesor en la Universidad de Nueva York, de origen polaco, Adam Przeworski, mi convicción profunda de que lo que define a la democracia es la aceptabilidad de la derrota. La aceptabilidad de la victoria es facilísima. Todo el mundo está dispuesto a aceptar la victoria en un sistema democrático o no democrático. Sin embargo, no sucede así con la aceptabilidad _no la aceptación, que es un momento_ de la derrota con carácter previo y posterior al momento incierto, que es esencial para la democracia, en el que el ciudadano vota entre una, dos, tres o cuatro alternativas entregando su soberanía individual en manos de líderes y grupos políticos determinados. La aceptabilidad ex ante y ex post de la derrota es lo que define a un sistema democrático maduro. Insisto, se trata de la aceptabilidad de la derrota, no la de la victoria.

La aceptabilidad previa cualifica a las fuerzas políticas en presencia, porque se comprometen a competir no para ganar, sino para tener una razonable igualdad de oportunidad de ganar o de perder. Se comprometen así tanto a ganar como a aceptar que pierdan, en el supuesto de que las condiciones sean razonablemente igualitarias en la participación. La democracia es el sistema más incierto que existe, desde el punto de vista de la definición actual. Por tanto, es afortunadamente el más imperfecto. Los más perfectos son los totalitarios. En ellos todo es previsible. La democracia, por el contrario, tiene un elemento de incertidumbre muy fuerte. Y esa incertidumbre tiene que ser compensada con un compromiso cívico de las opciones, que son ofertas políticas, de aceptar las reglas del juego y, por tanto, de aceptar la hipótesis de la derrota, que es lo que elimina la incertidumbre a partir del pronunciamiento de los ciudadanos.

Nuestra cultura como españoles no es la del pacto. El que pacta está cediendo, traiciona sus ideas. Hay que ganar o perder, pero nunca convenir.

El control parlamentario
El Parlamento funciona por autorregulación, y una de sus tareas principales es la de controlar al Ejecutivo. El problema es que, en una sociedad como la actual, resulta cada vez es más difícil ejercer control ex ante. Casi siempre se hace ex post, después de tomar alguna decisión. Y esto es así, en parte, porque ningún Poder Ejecutivo responsable puede permanecer inerme ante cualquier variación de las circunstancias que hoy, dentro de la globalización, se produce de forma extremadamente rápida. El Poder Ejecutivo no puede dejar de tomar una decisión porque el Parlamento la está discutiendo, la está pensando. Por tanto, de nuevo, desde la experiencia democrática, veo La aceptabilidad de la derrota, esencia de la democracia que hay un problema de control parlamentario sobre las decisiones del Ejecutivo, porque el control casi nunca se produce ex ante.

En los conflictos de intereses eso es evidente. Y si la madurez democrática no lo comprende, el Ejecutivo tendrá la necesidad "de engañar al Parlamento" y no enseñarle todas sus cartas negociadoras a nivel internacional. Eso forma parte de las reglas del juego y de la madurez democrática. Es fundamental.

La lealtad constitucional
Aquí se llama "transar" [concertar], ¿verdad? Yo creo que los partidos están para eso. ¿Qué va a pasar desde el punto de vista de la gobernabilidad en México, si al día siguiente de las elecciones nadie tiene mayoría? Si nadie "transa", no habrá presupuesto, no habrá leyes aprobadas por la mayoría. Tendrá que haber una cultura de la aproximación en la que uno deja parte de su verdad, para comprender la verdad del otro. Si no, no se consolidará.

Medios de comunicación y democracia

No es responsabilidad de la prensa, que también tiene sus responsabilidades cívicas, sino de los políticos que sistemáticamente confundimos opinión pública con opinión publicada.

Esa confusión es la que nos lleva a ceder a los medios, a los periodistas, el privilegio de decidir nuestra agenda. Hablo de la agenda de lo que yo considero importante.