sábado, 16 de diciembre de 2006

¿Porque deshonestidad intelectual?

Siempre fui bueno escuchando, de pronto me nace una necesidad imperiosa de hablar.
Con cualquiera en cualquier lugar, un signo de vejez.
¿Han visto que los nonos manotean al primero que pasa cerca para hablarle de sus recuerdos?
No lo que paso ayer o antes de ayer, sino lo que paso hace 30 o 40 años atrás.
"Me acuerdo que en el año 42..........", o "sabes nene, -tengo casi 50-, que en mi juventud antes de Perón yo era acrata".
Es una necesidad de la vejez transmitir información, opiniones y vivencias a los más jóvenes.
Lo que llamamos experiencia, "peine para un pelado " decía Bonavena.
Experiencia que nace de los errores cometidos, por eso el Canciller de Hierro explicaba que como método de aprendizaje era muy caro, prefería aprender de los errores ajenos.
Soy decimonónico por formación y negado para la tecnología, mucha historia, algo de
literatura sumada al cine.
Me gusta expresarme en imágenes y parábolas.
Lo que hace extensas mis declaraciones en la era de los mensajes de texto.
Nacido peronista, hijo de campesinos inmigrantes convertidos en obreros en los 50.
Con pretensiones de clase media, cuando el asenso social era posible.
Hincha de River, cuando serlo era una opción desesperada e inútil.
Una causa perdida, que muestra mi preferencia por las opciones difíciles.
Como no me gusta joder a los demás con mi cháchara vacía, ni mis experiencias son
trascendentales, me cuelgo de esta herramienta, no para que me visiten o aprendan de
mi.
Solo es para dejar conforme al impulso de predicar y no andar hablando solo por la
calle.
Como ven desvarió y me desvió de la pregunta del titulo.
Honestidad intelectual, es aquella que permite ver en los argumentos del otro una razonalibilidad, que nuestros prejuicios, preconceptos e intereses no desean aceptar.
Todos nos resistimos a esta, porque las consecuencias pueden ser terribles.
El mejor ejemplo que me viene a la mente ocurrió en la guerra de Malvinas.
Tiempo Nuevo, Bernardo y Mariano entrevistan al general López Aufranc, que en esa época era presidente de Acindar.
Ante el rumor de compra de material soviético, Bernardo le pregunta al “Zorro Azul” si era conveniente hacerlo debido a nuestra alianza con USA.
Este le contesta “El enemigo de mi enemigo es mi amigo” y él es capaz de “aceptar” material y “expertos” rusos en el país”.
Ante el silencio de Bernardo, comienza hablar Mariano y se le suelta la cadena.

“Inglaterra no es el enemigo de la Argentina, es tan solo el adversario circunstancial.
El enemigo es aquel que apoya y arma al adversario, el que desconociendo alianzas explicitas e implícitas nos abandona en el momento de infortunio.
El enemigo es Estados Unidos”.

Marianooooooo”, dice escandalizado Bernardo ante el asentimiento del militar.

“Como dijo Winston Churchill, continua el Dr., ante el ataque nazi a Rusia…….”

Mariano que estas diciendo

“…….si el diablo peleara con Hitler, yo abogaría por la alianza con este en los Comunes.”

La escena cierra con el Dr. y el General dándose la mano de pie efusivamente y

Bernardo, como un muñeco descosido derrumbándose en la mesa.

Como no estoy seguro de ser completamente honrado, cree un personaje, Sócrates
Demente, quien se hará cargo de los desvaríos de este lugar.